Kamala Harris cierra este lunes su campaña con tres mítines en tres ciudades diferentes de Pensilvania y un mensaje de unidad y reconciliación nacional tras la agitada era Trump. Se comporta la candidata demócrata y vicepresidenta con la aparente convicción de quien se ve ganadora, y las últimas encuestas, aunque sea marginalmente, le sonríen.
En sus últimos discursos, especula con cómo entrará en la Casa Blanca. «Invitaré a mis críticos, dialogaré con el que piense diferente, todos tendrán sitio en mi mesa», dijo en Michigan. «Donald Trump tiene una lista de enemigos, yo tengo una lista de tareas pendientes».
La dinámica electoral invita a pensar que no hay camino para Harris o Trump a la Casa Blanca si no ganan en este Estado
Según los últimos sondeos en los estados decisivos, mantiene una pequeña ventaja en cuatro de los siete: Pensilvania, Wisconsin, Nevada y Michigan. Si los consigue los cuatro, gana. A nivel nacional, las medias de encuestas dan a Harris dos puntos por encima de Trump. Todo está dentro del margen de error, por lo que, como Hillary Clinton en 2016, bien puede perder.
La última encuesta de The New York Times/Siena College muestra que, entre los votantes que decidieron en los últimos días, Harris tiene una ventaja del 58% al 42%.
Después de la metedura de pata de Joe Biden el lunes pasado, cuando dijo que los seguidores de Trump son «basura», el presidente ha pasado el fin de semana en su casa de Delaware y tiene la agenda despejada este lunes. El esprint final es de Harris y los suyos, además de los famosos a los que ha ido sumando estos últimos días.
Beyoncé le hizo de telonera en Texas, algo que muy pocas personas pueden decir. Robert De Niro estuvo pidiendo el voto en Filadelfia. Cardi B estuvo peleándose con Elon Musk, el millonario defensor de Trump, en redes sociales. Y este lunes será el espectáculo final en Pensilvania: Lady Gaga, Katy Perry y Oprah Winfrey se subirán al escenario con Harris. Si pierde la demócrata, no será por falta de apoyos, ni de espectáculo.
Uno de los motivos de optimismo de los demócratas es una pequeña encuesta de una experta muy respetada y fiable. Ann Selzer dijo el sábado por la noche que Harris ha dado un vuelco en el estado de Iowa y ahora va tres puntos por delante de Trump allí. Eso es una sacudida enorme, si es cierto. Iowa fue para Trump en las dos pasadas elecciones; es un estado muy conservador.
Si allí ganara Harris, eso significaría que el expresidente ha perdido apoyos hasta en sus feudos, algo que debe ser muy alarmante para él. Por eso su equipo se puso a criticar la encuesta y sus métodos toda la jornada del domingo.
Harris además dio un golpe de efecto contundente el fin de semana. Lo mantuvo en secreto hasta el final, pero negoció ir el sábado por la noche en directo a Nueva York a participar en el sketch inicial del programa Saturday Night Live. Ya no tiene las audiencias que tenía, pero los fragmentos más cómicos o divertidos se viralizan en redes, y el domingo medio país se encontró con la candidata haciendo bromas frente a la actriz que la imita.
El actor que imita a Trump se presentó agotado, abrumado, un perdedor, algo que suele ser anatema para el expresidente, que quiere ser cualquier cosa, menos eso. Trump solía ir a ese programa, pero la última vez fue en 2015, antes de ganar las primarias y las elecciones, y ser desterrado de la cadena NBC, en la que presentó el programa The Apprentice durante 14 temporadas.
Harris estuvo en Michigan este domingo, y pasó la noche allí. El lunes regresa a Washington y el martes por la noche ha convocado a sus seguidores en la Universidad de Howard, en la capital, en una zona históricamente negra. Es de una especial importancia, pues es la primera candidata a la presidencia en salir de ese centro educativo creado en 1867 para educar a personas negras recién liberadas de la esclavitud. (Barack Obama había estudiado en Harvard).
La casa de Harris en Washington, en el llamado Observatorio Naval, está ya protegida por un perímetro de seguridad. Aún recuerda el gobierno local de la capital las protestas de la pandemia y el estallido de indignación racial. Y el saqueo del Capitolio por parte de una turba agitada por Trump tras sus falsas denuncias de fraude.