Con la llegada de Hugo Chávez a Miraflores, el vecino país cambió radicalmente su postura sobre el Esequibo, hasta entonces de respeto a la zona en reclamación y al mecanismo del Buen Oficiante de la ONU por la disputa territorial, vigente desde 1987.
Antes, el gobierno venezolano en 1966 firmó el Acuerdo de Ginebra —que ahora Guyana no considera válido— y hasta propuso un desarrollo conjunto del Esequibo que no logró acuerdo. Pero apenas en 1999, con nuevo Presidente en Caracas, Guyana ofrece los dos primeros bloques petroleros en la fachada atlántica venezolana: el Pomeroon, concedido a la trasnacional CGX y Stabroek a Exxon. El acuerdo es reclamado el 13 de julio de ese año por el gobierno de Chávez, y las concesiones quedan congeladas hasta nuevo aviso.
Cuando en 2000 Guyana anunció que instalaría allí una base de lanzamiento de cohetes, el gobierno venezolano reclamó y el asunto no se concretó porque la empresa concesionaria quebró. Pero fue en 2004 cuando todo cambió: el proyecto continental de Chávez priorizaba fidelidad a soberanía.
La Comisión de Geología y Minas de Guyana admite que desde 2005 la producción de oro es la principal generadora de ingresos externos de ese país, que explota al menos seis yacimientos en la zona en reclamación, donde también extraen bauxita y diamantes.
Un documento indica que en 2012 las petroleras Shell, Esso, Repsol y CGX realizaron exploraciones fallidas en aguas profundas, y se reanudaron las labores de exploración de la Exxon Mobil en la fachada Atlántica de Delta Amacuro. En mayo de 2015 la compañía descubrió un yacimiento de petróleo económicamente viable, punto de partida de la crisis vigente.
Un gran viraje
Luego del golpe de Estado de 2002 y a las puertas de enfrentar un referendo revocatorio del mandato; el 20 de febrero de 2004, Hugo Chávez viaja a Guyana en visita oficial y allá declara que «el Gobierno venezolano no será un obstáculo para cualquier proyecto a ser conducido en el Esequibo, y cuyo propósito sea beneficiar a los habitantes del área».
A esa frase se agregó una más grave: «El asunto del Esequibo será eliminado del marco de las relaciones sociales, políticas y económicas de los dos países». No hay que olvidar que en 2005 nace Petrocaribe, con Guyana como miembro.
La razón del cambio de postura tendría una raíz ideológica y habría estado tutelada por Cuba, que desde 1981 reconoce como guyanés todo el territorio Esequibo. En aquel año, La Habana dijo que el reclamo venezolano era «expansionista».
Según la psicóloga social Colette Capriles, en su trabajo La enciclopedia del chavismo o hacia una teología del populismo (2006), es en el año 2003 cuando el Gobierno de Chávez «atraviesa un umbral ideológico fundamental… recurriendo regresivamente, cada vez más, al diccionario revolucionario de la izquierda tradicional».
En 2007, Guyana asumió la nueva postura de Venezuela. Mientras Chávez decía en Caracas que el país «inició la reclamación del Esequibo por presiones de los Estados Unidos para desestabilizar el gobierno comunista de Cheddi Jagan”, el embajador guyanés en la capital venezolana, Odeen Ishmael, declaró que «la confraternidad entre dos países socialistas implica abandonar el contencioso fronterizo, dado que los hermanos están llamados a vivir en paz».
Ese año, el entonces canciller Elías Jaua también se trasladó a Guyana para «disculparse» por la incursión de soldados venezolanos en el territorio en reclamación.
En la XX Cumbre del Grupo de Río realizada el 7 de marzo de 2008 en República Dominicana, Hugo Chávez dijo: «No nos dejemos manipular por quienes nos quieren poner a pelear (…) Cuando gobernaba Guyana aquel hombre de izquierda, Forbes Burnham, casi hay guerra entre Venezuela y Guyana por una vieja reclamación territorial de la que casi nadie se acordaba y comenzó a ser desempolvada».
En aquella declaración el mandatario también afirmó que Estados Unidos «nos querían utilizar para invadir Guyana a nombre de aquel reclamo territorial para derrocar al gobienro de izquierda de Forbes Burnham».
La declaración de Chávez causó revuelo. El secretario general de Acción Democrática, Henry Ramos Allup, denunció que el gobernante había «prácticamente renunciado» a la reclamación venezolana sobre el Esequibo. Sostuvo que fue una declaración «gravísima» porque echaba por tierra la reclamación territorial histórica, según reportó el diario El Universal el 25 de marzo de ese año.
Entonces, Pdvsa rompía relaciones con Exxon Mobil y ésta se aprestaba a reiniciar sus acuerdos con Guyana, como efectivamente ocurrió en 2009 cuando, además, esa nación solicitó ante la Comisión de Límites de Plataforma Continental una extensión de la suya más allá de las 250 millas (porque «no hay disputa en la región») -que todavía está pendiente de resolverse.
Aun en 2009, el entonces canciller Nicolás Maduro recibió un delicado informe del embajador venezolano en Guyana, Darío Morandi, que informaba que las acciones de ese país «le cerraría a Venezuela su salida al Atlántico, lo cual sería estratégicamente inconveniente, además de los perjuicios económicos que representaría para nuestro país perder el acceso a los recursos marítimos y petroleros”.
La respuesta oficial llegó tres años más tarde, el 9 de marzo de 2012, cuando el gobierno de Chávez envía una carta al Secretario General de la ONU para pronunciarse sobre una nueva solicitud guyanesa de ampliar su plataforma continental a 350 millas. Entretanto, ese año se presupuestó un plan para delimitar el territorio nacional que fijaba frontera con Guyana sin tomar en cuenta la reclamación.
El heredero
Nicolás Maduro ya era Presidente cuando visitó Guyana en agosto de 2013. Recién confirmadas las concesiones petroleras otorgadas a las transnacionales frente a la zona en reclamación, el mandatario venezolano ni mencionó el asunto en su discurso ni en el comunicado final.
Un silencio que Guyana luego supo aprovechar para declarar que Venezuela no ha mostrado interés en preservar el territorio.
Es más, en Georgetown Maduro dijo que el Acuerdo de Ginebra fue entre «el viejo imperio británico y un viejo gobierno de Acción Democrática en Venezuela» como parte de una campaña «de preparación psicológica, a través del desprecio, el racismo, para invadir Guyana».
Ahora desde el PSUV se muestra soberanistas y hasta reclaman a quienes no usen el mapa con las rayitas de la zona en reclamación, algo que -por cierto- han hecho tanto Chávez como «su hijo» en transmisiones televisadas.