El alto costo de la vida en Venezuela ha provocado que algunos jóvenes dejen de asistir a las universidades por no tener cómo alimentarse. Los institutos intentan, a través de la caridad, evitar que más estudiantes sigan abandonando las aulas.
Kevin dejo la universidad hace año y medio debido a la desnutrición, justamente era elegir pagar la inscripción o comer. Tuvieron que vender los carros para comprar comida y subsistir.
En la universidad privada donde estudiaba Kevin, un 13% de los alumnos hace al menos 2 o menos comida diarias, según cálculos de esa institución.