Los jóvenes y la democracia

Redaccion El Tequeno

Esta semana tuve la oportunidad de compartir con más de cincuenta jóvenes, de diferentes regiones del país, en una unidad educativa de Fe y Alegría ubicada en el sector San Francisco al oeste de Barquisimeto. El encuentro, propiciado por el movimiento juvenil “Huellas” en un campamento nacional misión trabajo 2023, me permitió establecer contacto directo con muchachas y muchachos entre los 19 y 25 años de edad para compartir con ellos un análisis del contexto actual del país, pero más importante aún, aproveché la ocasión para escuchar algunas de sus interrogantes necesarias de cara al futuro.

En primer lugar, les pregunte qué entienden por la palabra “democracia”. Sus respuestas fueron extremadamente variadas. Aunque etimológicamente no se aproximaron a la noción, expresaron asociaciones muy interesantes: “libertad de expresión”, “poder votar y elegir”, “ser libres de verdad”, “poder cambiar a los gobernantes malos”, “que haya prosperidad”, “que las leyes se cumplan”, “separación de poderes”, fueron los referentes más importantes que se escucharon en el amplio salón. Los jóvenes, a pesar del contexto hostil en el que han crecido en los últimos años, tienen reminiscencias extremadamente importantes de lo que significa la palabra democracia. Sin duda, una buena señal que nos brindan las nuevas generaciones.

De cara al futuro, les pregunté sobre su visión y perspectivas de la Venezuela que vendrá. Las respuestas me llenaron de esperanza. Muchos de ellos quieren permanecer en el país y forjar un destino mejor para ellos y sus familias. Me llamó poderosamente la atención que, en lugar de irse, varios de ellos quieren traerse sus parientes migrantes para rehacer sus vidas en su terruño. Aprecié mucho optimismo y poca desesperanza en ellos, mucha alegría con perspectiva futura. Hay Venezuela para rato a pesar del sombrío panorama actual.

Otro aspecto que fue notable es el impacto de la desinformación en ellos. Sobre algunos eventos históricos contemporáneos encontré repeticiones de tendencias promovidas en redes sociales que se han venido convirtiendo en verdaderas “leyendas urbanas”. Sus afirmaciones categóricas me han llevado a concluir que el consumo cultural que han venido teniendo, con las nuevas tecnologías de la comunicación, los ha llevado a tener interpretaciones erróneas del contexto sin guiarse por hechos o datos certeros sino por la emocionalidad distorsionadora que actores interesados impulsan a diario en las redes sociales.

La desinformación es un fenómeno que paraliza o moviliza según sea el interés de quien la promueve. Que muchos de nuestros jóvenes hoy en día sean víctimas de ella es algo extremadamente peligroso para los fines de la democracia. Al ser éstos los principales usuarios de las redes sociales son los primeros objetivos de los laboratorios de la manipulación.

No obstante, este contacto directo con jóvenes del todo el país me ha permitido aproximarme a un mundo de esperanzas e intenciones de transformar una realidad distante y compleja que les ha tocado vivir sin ningún tipo de dosificación. Nuestros jóvenes pueden ser calificados de valientes en un mundo donde cada vez la democracia es colocada en entredicho y aparecen figuras y fórmulas dispuestas a exterminarla por doquier.

Piero Trepiccione

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