La organización humanitaria Médicos Sin Fronteras (MSF) clamó este miércoles 30 por más ayuda internacional para atender a los miles de migrantes que a diario cruzan el tapón de Darién, la peligrosa selva entre Colombia y Panamá, pues las capacidades de los servicios de salud están desbordadas.
“Las organizaciones humanitarias no damos abasto ante el incremento de personas que llegan a diario. En las últimas semanas hemos tenido días de hasta 3000 migrantes en un solo punto” de los cuatro que mantiene MSF, dijo el coordinador de la entidad sobre el terreno, José Lobo.
Según el Ministerio de Seguridad Pública de Panamá, desde el 1 de enero hasta el 28 de agosto de 2023 por la selva del Darién han pasado 320 098 migrantes irregulares, cifra que supera con creces los 248 284 que la cruzaron a lo largo de todo 2022, y ya está lejos de los 133 726 que lo hicieron en 2021.
De quienes han cruzado Darién este año, 190 889 (59,6 %) son venezolanos, 42 441 ecuatorianos y 35 495 haitianos. Y 21 % son niños, niñas y adolescentes.
Su objetivo confeso es llegar a Estados Unidos a través de la frontera con México.
A lo largo del mes de agosto, la comunidad indígena emberá de Bajo Chiquito, en el Darién panameño, ha visto llegar entre 2000 y 3000 personas migrantes al día, lo que supone entre cuatro y seis veces su población, unas 500 personas.
Muchos migrantes llegan desde pequeños poblados colombianos cerca de la frontera, como Acandí y Capurgana, y luego a pie o en frágiles piraguas van a la Estación Temporal de Recepción Migratoria de Lajas Blancas.
Casi todos afrontan riesgos de lesiones y ahogamientos por las condiciones geográficas, y robos, agresiones y violencia sexual por parte de grupos criminales.
La gran mayoría llega con algún tipo de afección: desde heridas en la piel de los pies y dolor en las extremidades por las intensas jornadas; diarreas y enfermedades gástricas por beber agua de ríos; hasta depresión, ansiedad y estrés postraumático después de vivir o presenciar hechos violentos
MSF dijo que entre enero y julio de 2023 efectuó en el área 35 912 consultas médicas y de enfermería, incluyendo a 673 mujeres embarazadas y 206 personas supervivientes de violencia sexual, así como 6952 curas y 1611 consultas de salud mental.
Tanto en Bajo Chiquito como Lajas Blancas ha habido condiciones de hacinamiento en las últimas semanas, que agravan los problemas de salud y seguridad para las personas migrantes ante la escasez de agua y de espacio para dormir.
El 22 de agosto llegó a haber más de 4800 migrantes entre los cuatro puntos de llegada de personas migrantes a Panamá, y en las filas de espera de los puestos de salud se cansan de esperar mujeres y niños afectados por diarreas y deshidratación.
Lobo insistió en que “las necesidades actuales sobrepasan todas las capacidades. Por eso hacemos un llamamiento de urgencia a todos los donantes y las organizaciones humanitarias para que multipliquen sus esfuerzos”.
Además, “a los gobiernos de Panamá y Colombia para que desarrollen acciones efectivas con las cuales garantizar una ruta segura a la población migrante y su acceso a servicios básicos”, agregó el responsable de MSF.
Samira González, directora del Servicio de Migración de Panamá, dijo que aunque en abril Estados Unidos y Colombia se comprometieron a trabajar unidos contra las redes de contrabando que facilitan el flujo de migrantes, “han faltado intercambio de información y acciones conjuntas para implementar las medidas”.
El gobierno panameño analiza el cierre de su frontera terrestre con Colombia ante el aumento exponencial de la migración irregular por el llamado “Tapón del Darién”.
“Nosotros tenemos el apoyo de algunas oenegés, pero no ha sido suficiente y hemos agotado todas las instancias ante una movilidad humana muy grande porque estamos recibiendo cerca de 2000 a 3000 personas diariamente”, dijo el ministro de Seguridad Pública de Panamá, Juan Manuel Pino.
Panamá considera que los países de América del Sur no están haciendo lo suficiente para contener el flujo de personas que van hacia el Darién, donde además de empleo de sus recursos –el gobierno ha gastado más de 60 millones de dólares en atención a migrantes- comienzan a registrarse daños ambientales.
“La seguridad ambiental del Darién y de sus comarcas se han visto afectadas de manera grave en una contabilidad de más de 60 000 toneladas de basura en los ríos, y donde personas migrantes hacen sus necesidades trayendo la presencia de nuevas enfermedades”, comentó Jorge Gobea, director del Servicio de Fronteras de Panamá.
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