El restablecimiento de relaciones entre Venezuela y Colombia tras la toma de posesión de Gustavo Petro como presidente de Colombia es inminente y así quedó en evidencia en “una primera reunión de enlace” celebrada a finales de junio en la frontera, donde el ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Carlos Faría y el nuevo canciller colombiano, Álvaro Leyva, acordaron el restablecimiento de relaciones a partir del 7 de agosto.
“Restablecer a los embajadores que van a representar a nuestros países, a todos los equipos que deban estar trabajando en los diferentes consulados, tanto de los que representan a la República bolivariana de Venezuela como a los de la República de Colombia”, dijo Faría.
Con una pantalla de televisión de fondo, donde veía el acto de la toma de posesión de Petro, el presidente Nicolás Maduro dijo haber seguido el evento y tendió su mano al nuevo mandatario y al pueblo colombiano para “reconstruir la hermandad sobre la base del respecto y del amor entre los pueblos”.
“Felicidades a toda Colombia, felicidades presidente Petro, suerte”, manifestó en un video divulgado en su cuenta en Twitter el domingo por la noche.
Sin embargo, aún se presentan interrogantes sobre el abordaje de ciertos temas, entre ellos la presencia de grupos irregulares colombianos en territorio venezolano que, según investigaciones de organizaciones como Insight Crime, buscan controlar rentas criminales que incluyen tráfico de drogas, personas y combustible.
Altos representantes de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) han anunciado, en varias ocasiones, que han ejecutado operaciones para destruir pistas clandestinas de grupos a los que califican como Terroristas Armados Narcotraficantes de Colombia (TANCOL) que, aseguran, son infiltrados por “la oligarquía colombiana”.
El propio Maduro ha acusado al exmandatario Iván Duque de, a través de la porosa frontera de más de 2.000 km, infiltrar delincuentes para atacar a las fuerzas de seguridad y de estar detrás de ataques contra refinerías y el sistema eléctrico del país.
Al respecto y sobre el futuro de las relaciones bilaterales, consultada por VOA, la internacionalista Giovanna de Michele, plantea algunas interrogantes, entre ellas a quién responsabilizará el gobierno venezolano en adelante sobre la presencia de grupos irregulares en Venezuela.
“No creo que Venezuela responsabilice a Petro. ¿Cómo verá Petro la permanencia de grupos irregulares colombianos en territorio venezolano?, ¿lo percibirá como un alivio para Colombia, en el sentido de que no están allá en su territorio?; ¿lo evaluará como una falta de autoridad, de soberanía por parte de Venezuela?, ¿lo evaluará como complicidad por parte de Venezuela?”, se pregunta.
En ese sentido, también plantea la interrogante: ¿Cómo se relacionará Petro con los grupos irregulares?
De Michele considera que los primeros días, tras el restablecimiento de relaciones, serán de “mucha euforia y actividad” y estima que las oficinas diplomáticas y consulares tendrán “muchísimo trabajo” por delante, debido a la cantidad de personas que ha estado esperando este momento para realizar sus trámites.
Pragmatismo
Para el embajador retirado Edmundo González, los más recientes acontecimientos permiten inferir que las relaciones estarán dominadas por el pragmatismo.
“Una política exterior muy prudente y cautelosa, porque a decir verdad hay algunos temas espinosos que no se pueden obviar de la noche a la mañana, está el tema de la seguridad fronteriza, está el tema de la cooperación de la lucha contra la droga, está el asunto complicado de las disidencias de las FARC y el ELN en Venezuela”, resalta.
Distintos sectores coinciden en la necesidad de que las relaciones consulares y los pasos fronterizos legales se reactiven paulatinamente para beneficio de los ciudadanos.
“Ambos gobiernos tienen que reunirse, tenemos que abrir esa frontera Amazonas, Apure, Táchira y el Zulia, que el paso vehicular, el paso peatonal y comercial sea paulatino”, expuso la semana pasada José Gregorio Correa, diputado opositor de la Asamblea Nacional de mayoría chavista.
En 2015, tras una crisis diplomática con el gobierno colombiano, Maduro ordenó cerrar el paso de vehículos en la frontera con Colombia y en 2018 expulsó a funcionarios consulares.
Las relaciones entre el mandatario venezolano y Duque, que reconoció a Juan Guaidó como presidente interino de Venezuela, han estado marcadas por mutuas y constantes acusaciones.