El problema que ha aquejado a los consumidores en los comercios, donde más de 60% de las transacciones se hacen en divisas, se trasladó a las más de 200 gasolineras dolarizadas por Nicolás Maduro: no hay sencillo para el cambio
Por Carlos Seijas Meneses / Tal Cual
– ¿Tienes cambio para 100 dólares?
– No, amigo.
– ¿En la oficina tampoco?
– Pregunte a ver, porque nosotros no tenemos sencillo para darle vuelto.
Esta breve conversación fue entre un usuario y un bombero en una estación de servicio al este de Caracas, que, al igual que el resto de las bombas dolarizadas de esta zona de la capital, estaba desierta y silenciosa la mañana del 11 de junio. Una imagen que contrasta con el caos de la primera semana de ejecución del nuevo esquema de venta del combustible, cuando en todas las estaciones las colas de autos se perdían en la distancia a la espera de surtir el tanque tras meses de escasez absoluta.
A simple vista, parecía que estaba cerrada. Pero no: todas las islas de la bomba estaban funcionando. Había gasolina. Lo que no había era sencillo para dar cambio ni poder adquisitivo para pagar el combustible «premium», cuyo precio el gobierno elevó a medio dólar el litro, en un país donde la mitad de la población solo percibe bolívares y donde, pese al creciente uso de divisas, escasean los dólares de baja denominación, en especial las monedas.
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