El régimen de Nicolás Maduro aprovecha la pandemia como una estrategia de control social. Obligan a usar tapabocas y ellos no los suministran; dicen que nos lavemos las manos y no hay agua, que usemos guantes y tampoco hay; prohíben que salgamos y no tenemos comida en casa.
Además de la incertidumbre por la situación, una vez más vemos cómo dejan solo al pueblo. El derecho a la información no puede ser suspendido ni en los estados de excepción. Menos en una situación de emergencia de salud, cuando es más necesario que la población esté informada a tiempo. Jugando con la propaganda no se detiene el virus.
Acá debemos seguir las normas internacionales: buena higiene, mantener la distancia entre las personas, tomar sol, usar tapaboca, permanecer en casa el tiempo que sea necesario y entender que no estamos de vacaciones. El sistema de salud venezolano es precario, por ello es que debemos cuidarnos y sobrevivir al virus como hemos sobrevivido al régimen.
Maduro dice que es hora de unirnos. ¿Cómo podemos unirnos si nos acosan, controlan, persiguen y engañan? En estos momentos la veracidad es de suma importancia, y por eso yo cuestiono a los enchufados y sus mentiras. El pueblo venezolano debe alzar su protesta aun desde casa. La organización es vital, las estructuras partidistas y gremiales no deben perder contacto; la agitación por el cese de la usurpación debe continuar. Y por sobre todas las cosas, hay que comprender que esta cuarentena no es un toque de queda ni una suspensión de garantías. Tampoco es una tregua con la dictadura.
Al pueblo de Venezuela le digo: nos ha tocado vivir horas difíciles, pero vamos a salir de esta y de todas las demás. Tomemos en serio el momento y no caigamos en el nerviosismo. Es la hora de la solidaridad y la comprensión. Un poco de saliva es más peligroso que la pólvora y un poco de prudencia es más valioso que la soberbia. Vamos a derrotar también al coronavirus y se escribirá por fin una página de libertad, de esperanza y de alegría. Vamos, Venezuela, nada nos hará sucumbir. Fuerza y esperanza.
Fabricio Briceño. Miembro de la dirección regional de Miranda Bandera Roja
