Amnistía Internacional advirtió que el ataque aéreo de Rusia sobre la ciudad de Chernígov el pasado 3 de marzo, en el que murieron 47 civiles, “puede constituir un crimen de guerra”.
La ONG ha investigado la caída de “múltiples bombas” que impactaron en esa jornada sobre “la pequeña plaza pública formada por las calles Viacheslava Chornovola y Kruhova” de Chernígov, y mataron a ciudadanos que hacían fila para comprar el pan y dañaron gravemente los edificios cercanos.
El pasado 21 de febrero, Vladimir Putin reconoció a Donetsk y Lugansk como repúblicas independientes. Estos territorios, mayoritariamente rusoparlantes, son considerados como ucranianos por parte de Kiev y gran parte de la comunidad internacional, sin embargo, Rusia ha esgrimidos argumentos históricos para calificarlos como naciones autónomas.
La crisis entre ambos países empeoró, tras la orden del Kremlin de invadir esa zona, con la intención de «pacificar y mantener la paz».
Tres días después, inicio de la operación militar con la excusa de «proteger» a la población rusa en esas regiones controladas desde 2014 por las milicias separatistas prorrusas apoyadas por Moscú.