Jeffrey Epstein y la música: abusos a alumnas, un raro violonchelo y un misterio que perdura

Redaccion El Tequeno

Cuando Jeffrey Epstein murió en prisión en 2019, se llevó mucho secretos con él. Uno fue cómo un depredador sexual que no terminó la universidad logró crear vínculos con algunos de los hombres más ricos y poderosos del mundo, como el príncipe Andrés del Reino Unido y el príncipe heredero de Arabia Saudita.

Por James B. Stewart | THE NEW YORK TIMES

Otro fue por qué Epstein poseía un violonchelo italiano excepcional. Fue el único activo no financiero registrado en las declaraciones fiscales anuales de su fundación, descrito solo como “violonchelo” y con un valor registrado en 165.676 dólares.

Epstein nunca tocó ese instrumento ni pareció tener interés alguno en los instrumentos musicales como inversión.

El primer misterio es extenso, y todavía lo desentrañan abogados, víctimas y periodistas. El segundo es aparentemente pequeño y se limita al enrarecido mundo de los instrumentos de cuerda. Sin embargo, ambos misterios están vinculados y la extraña forma en que el violonchelo iba y venía de las manos de Epstein ofrece una pista de la vida y el legado del infame criminal.

La mansión de Epstein en Manhattan estaba llena de curiosidades. Había un retrato de Bill Clinton con un vestido azul, una jirafa de peluche, así como senos prostéticos en el baño principal.

Pero más que objetos, Epstein coleccionaba personas. A lo largo de los años, cultivó a líderes en los campos de los negocios, las finanzas, la política, la ciencia, las matemáticas, la academia, la música e incluso el yoga. A menudo cimentaba sus relaciones conectando a otras personas de su órbita, haciendo donaciones a causas que apoyaban o con otros regalos y favores.

Ahí es donde entraba el chelo.

Declaraciones falsas y clases de acordeón

Durante su infancia en Brooklyn, Epstein y su hermano menor, Mark, mostraron aptitudes para la música. Ambos empezaron a tomar clases de saxofón y luego pasaron a instrumentos más difíciles de doble lengüeta. Jeffrey tocaba el fagot y Mark el oboe, ambos muy solicitados en orquestas y otros conjuntos. Como fagotista, Jeffrey obtuvo una beca en 1967 para Interlochen, el prestigioso campamento musical de verano situado en los bosques del norte de Míchigan. Cuando su madre lo visitó ese verano, él le pidió que le llevara bagels.

De adulto, Jeffrey Epstein afirmó que había sido un concertista de piano en ciernes, lo cual era mentira. Y decía haber empezado a tomar clases de piano a los 5 años, lo cual, según dijo Mark Epstein en una entrevista, no era cierto (recibió clases de acordeón de pequeño). Epstein tomó más tarde clases de piano, pero nunca llegó a alcanzar más que el nivel del bachillerato.

El violonchelo se convirtió en un motivo recurrente en la historia que Epstein contaba de su vida, que comenzaba después de que él y un amigo viajaron de mochileros por Europa a principios de la década de 1970. Una de las anécdotas que Epstein contó más tarde fue la de tocar el piano para Jacqueline du Pré, la virtuosa británica del violonchelo. Según Epstein, conoció a Du Pré en 1971 durante una visita a Londres. Du Pré gozaba del patrocinio de la Reina Isabel II, y fue a través de la violonchelista que Epstein dijo haber conseguido acceso a miembros de la familia real británica y forjado una amistad muy cercana con el príncipe Andrés.

La historia no era del todo inverosímil. Du Pré, que murió en 1987, seguía actuando en la época en que Epstein visitó Londres, donde el hombre compró un abrigo de piel de cuerpo entero que usó durante años. Pero Du Pré difícilmente necesitaba a Epstein como acompañante, ya que, entre los innumerables músicos profesionales del mundo, estaba casada con el célebre pianista Daniel Barenboim.

En Interlochen, del que Epstein se convirtió en un importante donante y visitante habitual, conoció y se hizo amigo de una violonchelista de 14 años, Melissa Solomon, en 1997. Según ella contó en un pódcast de 2019, él le insistió en que hiciera el examen para ingresar a Juilliard y accedió a pagar sus estudios allí. Ella dijo que Epstein jamás intentó tener sexo con ella (sí consiguió que le diera un masaje en los pies), pero después de que ella se negó a asistir a una fiesta con el príncipe Andrés, Epstein cortó los lazos y dejó de pagarle la escuela.

Otra estudiante de Interlochen, identificada solo como Jane, testificó en el reciente juicio de la socia más cercana a Epstein, Ghislaine Maxwell. Jane dijo que Epstein y Maxwell comenzaron a seducirla cuando era una estudiante de 13 años en el campamento y que posteriormente Epstein la violó, todo ello mientras le prometía impulsar su carrera.

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