William Anseume: La reunión tripartita con la OIT no materializó nada

Redaccion El Tequeno

Obligado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), el régimen de Nicolás Maduro se ha venido sentando a discutir la problemática del trabajo en Venezuela de manera tripartita, como corresponde según los acuerdos internacionales, como durante años consecutivos, desde Chávez, se ha rechazado como fórmula para el consenso interno de sueldos, protección social, libertad sindical y de asociación, condiciones laborales todas. Eso sería libertad y esa palabra les escuece.

Los empresarios se empeñaron en llevar hasta la OIT el planteamiento, no solo fueron escuchados en compañía de los trabajadores sino que los representantes del régimen del terror se opusieron histéricamente a que la Organización avanzara en Venezuela. Buscando posponer la discusión, la intervención de la Comisión de Encuesta, un año más, mientras supuestamente ellos acogían algunas de las recomendaciones. Bien hizo el mundo al aprobar la continuación más inmediata del acompañamiento, de la obligación.

En Margarita fue la más reciente reunión, con presencia de la OIT como garante. De allí no salió materialmente nada fructífero para los trabajadores, obreros, jubilados y pensionados que atraviesan, atravesamos, una crisis honda, de las más hondas en nuestra historia republicana. Sueldos de pobreza extrema, salario mínimo de los más bajos del mundo, hiperinflación, moneda pulverizada, y el abandono de la protección social, condiciones laborales materiales inhumanas en la mayoría de las oportunidades: sin agua, electricidad, internet, transporte, seguridad, casi ningún servicio en funcionamiento continuo; a lo que hay que sumarle el ataque desproporcionado a gremios y sindicatos a los que les retienen los recursos aportados por más de un año de sus afiliados, al igual que las cajas de ahorro y los institutos de previsión.

En esa reunión en el oriente del país, si bien el diálogo social se mantiene por medio de unas mesas gestadas para este mes de febrero, el régimen salió airoso: obtuvo una postergación más para la determinación de un ajuste de sueldos y del salario. Para la atención de la seguridad social, para entregar a sindicatos y gremios los recursos al valor que tuvieron el año pasado, con las compensaciones de rigor, que reconozcan multas, reclamos de personal por morosidad y otras acreencias que andan pendientes. Nada. Nicolas Maduro y sus secuaces se aproximan así al año desde la última “consideración” económica del problema laboral. Recordemos que fue en marzo cuando nos bajaron los sueldos con la aplicación del llamado Instructivo ONAPRE.

Un régimen que ha bifurcado la economía en la producción escasa oficial, reconocible y la otra, paralela, de la producción de minas, de petróleo, de dinero mal habido como sostén de mafias, entregas a empresas extranjeras de parte del territorio a través de las zonas económicas especiales que ningún redito reportan conocido hasta ahora, no tiene a pesar de las marchas, de las protestas del aire condensado que se respira en las calles y el ambiente laboral, una respuesta convincente o no convincente para trabajadores, obreros, pensionados o jubilados. Estamos ante el acabamiento del trabajo como proceso fundamental del Estado. No es por allí que los mafiosos obtienen el sostén económico de su poder. Las nóminas no les generan ganancias a los secuaces. Ganancias les generan el “plan universidad bella”, aplicado a universidades destruidas con profesores, trabajadores y obreros arrasados por la depauperación o huidos del país, de las universidades. Ganancias le produce el estadio de béisbol moderno. El maquillaje público que abunda. La corrupción de la que somos la cuarta nación en el mundo.

Pero nada de eso llevarán a la reunión de la OIT. Allí llevarán las sanciones y el pobrecitos que somos. No tenemos dinero para el trabajo y los trabajadores, porque el dinero, la producción, las ganacias son mías y de los míos. Fórmula para mantenerse en el poder. ¿Será verdad el desproporcionado aumento en los sueldos de los militares? Colgados de ellos y del hampa en sus distintas formas, se sujetan al poder destructivo. Los trabajadores no tenemos salida sin democracia y sin libertad. Estos tipejos odian el trabajo, la educación, la protección de la ciudadanía y todo aquello que le estorbe a sus fines. Con ellos no habrá respuesta materializada. Ya lo vemos.

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