¿El ocaso de los centros comerciales en los Altos Mirandinos?

Redaccion El Tequeno

Locales cerrados, algunos con las vitrinas aun atestadas de objetos que comienzan a mostrar un tono descolorido presas del tiempo. Otros, en cambio, vacíos en su totalidad y con los pisos cubiertos de una gruesa capa de polvo. Muchos son locales de tradición, pero, aun así, lucen con sus puertas cerradas. Algunos centros comerciales parecen centros fantasmas en los que, de vez en cuando, pasa algún ser vivo por sus amplios pasillos otrora llenos de compradores.


¿Qué pasa con el comercio de los Altos Mirandinos? ¿Secuelas de los años de escasez y protestas? ¿Efecto post pandemia del covid 19? ¿Altos precios en los productos por causa de la inflación que no permiten ser adquiridos? ¿Altos costos de los alquileres que contrasta con los beneficios recibidos? ¿Impuestos elevados que ahogan al comerciante? ¿O simplemente decidía, falta de publicidad, estrategias de mercadeo efectivas y ganas de echar hacia adelante? Si me permiten mi opinión, creo que acá tenemos un coctel peligroso de muchas de las anteriores. Y esa parece ser la respuesta sobre todo al contrastar con el estado de centros comerciales en Caracas, por ejemplo, en dónde, pese a muchas de las anteriores causas enumeradas, batallan para mantenerse en pie y buscan posibles soluciones para incentivar la presencia de potenciales compradores. ¡Y dejemos a un lado el concepto de que muchos o todos los comercios son de los llamados enchufados! Eso es un exabrupto.
No es un secreto que este primer trimestre de 2023, así como el último de 2022, no han sido los mejores para nadie. Aunque se desconocen las cifras sobre el estado de la economía venezolana en los últimos meses, se estima que ha ocurrido un crecimiento menor o en desaceleración en medio de una inflación en marzo, según el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), de 4,2%, mientras que la anualizada de 501%. El poder adquisitivo se ha reducido peligrosamente y eso se evidenció en las ventas en los comercios de Venezuela las cuales cayeron entre un 25% y un 35% en enero de este año respecto al mismo mes de 2022, según aseveraciones del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio).


Tampoco es un secreto que el ingreso mínimo en Venezuela es de 130 bolívares, que equivalen a unos 5,3 dólares, con un salario diario 0,17 dólares, aproximadamente, ante una Canasta Básica tasada en más de 400 dólares, según información emanada por el Centro de Documentación y Análisis para los Trabajadores (Cendas), y que este sueldo es percibido por unos 11 millones de personas, entre trabajadores públicos y pensionados. Y aunque algunas personas puedan percibir más de 20 dólares a la semana, la devaluación y altos precios hace complejo destinar dinero a productos más allá de los obligatorios de la canasta básica. Pero como toda regla tiene su excepción, también es una realidad que, en un país de unos 33.728.624 habitantes, según proyecciones del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) hasta junio de 2023, no existan potenciales compradores para distintos rubros. Pese a todo lo anterior, en muchas partes de Caracas los comercios y locales parecen resistir gallardamente con presencia de personas y compradores, aunque sus precios sigan siendo, en su mayoría, elevados.
¿Entonces qué pasa en Altos Mirandinos? ¿Por qué se está haciendo tan cuesta arriba incentivar la simple presencia de personas en los pasillos de los centros comerciales y los locales? Creo que se debe partir por, luego de poner sobre la mesa algunas de las causas reales arriba mencionadas, analizar las políticas de algunas administraciones de Centros Comerciales poco ingeniosas a la hora de ofrecer opciones que atraigan a las personas a sus instalaciones, así como una falta de ímpetu entre algunos comercios por renovarse y reinventarse y con esto no hablo del cambio de rubro comercial, sino intentar ser más atractivos para los compradores.


En algunos centros comerciales de Caracas, por ejemplo, durante la pandemia, buscaron las maneras de, respetando las normas de bioseguridad, mantenerse y ofrecer opciones y hasta ofertas a los compradores. Por el contrario, en Altos Mirandinos, muchos comercios y centros comerciales terminaron sucumbiendo ante la nefasta pandemia que tanto daño hizo a le economía mundial, sin buscar medidas para sobrevivir y haciendo que compradores se dirigieran hasta los comercios capitalinos en busca de poder lograr realizar sus compras.


¿Vivimos condiciones cuesta arriba para todos? ¡Sí! ¿El panorama es incierto? ¡Evidentemente! Pero vivimos en este país y muchos han decidido emprender o mantener sus negocios en este mismo suelo. Es una tarea titánica, indudablemente, la de incentivar la simple presencia de compradores, pero es sabido de administraciones que obligan a cerrar comercios a ciertas horas y que se muestran con una actitud cerrada cuando se ofrecen eventos que atraigan potenciales compradores. Esto también es parte del problema. Vender, y más en medio de una crisis, no se logra por inercia o por arte de magia.
¿Bajamos los brazos y sencillamente sucumbimos antes una actitud pesimista y poco creativa a la hora de buscar soluciones para mejorar las ventas? ¿Hacer lo que digo va a servir para cambiar el panorama que vivimos? Son interrogantes que solamente el tiempo va dilucidar, pero lo mejor siempre va a ser luchar pese a las condiciones que toque enfrentar, siempre con actitud y creatividad. Es preferible morir con las botas puestas.

Fernando Pinilla /IG: @fmpinilla

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